Si no eres capaz de ganar una precampaña opositora con todo el apoyo político y económico del Gobierno del Estado; con una fuerte exposición propagandística y mediática en internet y en prácticamente todos los medios estatales y algunos nacionales privados, aunados a la disposición de locutores y conductores informativos del sistema público de Radio y Televisión para ensalzarte; con las dirigencias de los partidos opositores cargadas a tu favor y obedeciendo los consejos del PRI; y habiendo sido ya dos veces anteriores candidato, deberías preguntarte”¿ Cuánta vergüenza me sobra? “
Y no obstante habiéndote sometido a una encuesta para definir quién entre tú y tu contrincante interno habrían de quedarse con la postulación definitiva, aceptando el método y formas de levantamiento de datos; atestiguando la firma de convenio de coalición entre los partidos políticos que reciben tu precandidatura; asiéndote de tu trayectoria como conferencista y director de escuelas para vedar tu imagen preelectoral, resultaste perdedor ante la evidente preferencia ciudadana hacia tu adversaria y aún así optas por aferrarte a la descalificación que te favorezca de último momento, deberías preguntarte “¿Cuánta vergüenza me sobra?”.
Sabiendo que, a tu contrincante no sólo le favorece el beneplácito ciudadano sino una carrera política de más de diez años a la cual tú mismo te sujetaste; tratando de arrogarte la causa a la que ella tiene todo el derecho moral, político y personal; vendiéndote como “tellerista” para usufructuar tu cierto pasado con el fin de obtener los favores del sistema que atacó desmesuradamente a tu ex patrón, desprestigiándote, humillándote, parapetándote, vendiéndote, detonando todo el capital social que alguna vez acumulaste, para terminar imprimiendo tu propaganda en los talleres donde igualmente lo hacen aquellos a los que dices oponerte, todo para terminar fracasando abruptamente como un niño consentido que pierde su último juguete, deberías preguntarte “¿Cuánta vergüenza me sobra?”
Entre tus grupos partidistas se hayan mercenarios, ladrones y criminales, mientras tú hablas de familia, valores y sanidad mental; recibiste su dinero; compartiste su mesa que es la misma en la cual se sientan los que ultrajaron lo que algún día fueron tus principios, y no obstante haber perdido tratas de ganar con el favor de quienes te patrocinaron, deberías preguntarte, «¿Cuánta vergüenza me sobra?»
Twitter: @albertobuitre
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